Larrosa y ermita de Sta. María de Iguácel. La Garcipollera.

¡Buenas a todos!, ¿qué tal?, yo recién llegado de nuevo del Pirineo, con aún más cosas pendientes que subir al blog... y es que, pese a que el verano se presentaba muy raro, al final hemos sabido sacarle mucho provecho, eso sí, siempre respetando las medidas sanitarias, ¡ya queda menos!.

Vuelvo al pasado mes de julio, sigo en Villanúa y, aprovechando un día de "descanso activo", Manolo y yo decidimos ir a dar una vuelta al valle de la Garcipollera, junto a Castiello de Jaca, y de paso visitar el pueblo deshabitado de Larrosa, así como la ermita de Santa María de Iguácel. Realizaremos una circular apta para todos los públicos y bastante interesante para conocer la historia de este valle.

Y es que, a parte de por tener una granja experimental de la DGA, el valle de la Garcipollera es conocido por la gran cantidad de pueblos despoblados que tiene: Bescós de Garcipollera (aunque aquí actualmente hay un par de casas nuevas), Yosa de Garcipollera, Acín de Garcipollera y Larrosa. Solo se salva, y desde hace bien poco, el coqueto pueblo de Villanovilla. Para encontrar el por qué debemos remontarnos a los años 60, cuando la construcción de Yesa llevó a la expropiación de viviendas y tierras por parte del estado para llevar a cabo una reforestación con pinos de todo el valle, buscando evitar que el embalse se colmatara por el arrastre de sedimentos.

Pero sin duda la joya de la Garcipollera es la ermita de Santa María de Iguácel, ubicada en el fondo del valle. Contruída en el siglo XI y de estilo románico. ¡Vamos a la ruta!



Datos de la ruta:

Acceso: desde Zaragoza nos dirigimos a Jaca por la  A-23 . Allí tomaremos la  N-330  hasta la cercana localidad de Castiello de Jaca, donde nos desviaremos hacia Villanovilla. Recorreremos un buen trecho del valle de la Garcipollera hasta alcanzar dicha localidad. Allí se acaba el asfalto pero continuaremos por la pista de tierra hasta la zona recreativa situada junto a Acín de Garcipollera, antes del dique por el que la pista cruza el río.

 
Fecha: 29 de Julio de 2020
Itinerario: Acín de Garcipollera - Barranco de Acín - Larrosa - Pista - Ermita de Iguácel - Acín de Garcipollera.
Duración: -en mi caso y sin contar paradas-
  • 00:00 h.- Acín de Garcipollera
  • 00:10 h.- Desvío sendero a Larrosa
  • 00:30 h.- Larrosa
  • 01:10 h.- Pista principal
  • 01:25 h.- Ermita de Sta. María de Iguácel
  • 02:15 h.- Acín de Garcipollera
Desnivel: 287 metros en ascenso y en descenso.
Longitud: 8,2 km en total.
Dificultad: Muy fácil +. Sin dificultades técnicas. Cuidado con no pasarnos el sendero a Larrosa (sin señalizar).

 

Reseña de la ruta:

Comenzamos a andar junto a lo que queda de Acín de Garcipollera (1.020 m), donde hay una pequeña área recreativa. No hay indicaciones pero de momento solo se trata de seguir por la pista.



Rápidamente la pista cruza el río Ijuez y sigue avanzando valle arriba. De hecho, llega casi hasta Iguácel, por lo que si sólo queremos visitar la ermita, podríamos haber continuado con el coche hasta allí.



Pero hoy queremos visitar Larrosa, así que tras unos 10 minutos de marcha, cuando la pista cruza el barranco de Acín, tomaremos un sendero que sale justo antes a la derecha y que se dirige al pueblo (está sin señalizar).


Así pues, el camino nos va llevando cómodamente por un bonito pinar de repoblación acotado por robustos muretes de piedra. Se suelen ver con cierta frecuencia ciervos por estos lares, aunque hoy no tendremos suerte.



Otros 10 minutos y el sendero nos lleva a cruzar el barranco de Acín para, a continuación, comenzar a ascender de forma algo más notable, aunque siempre cómoda, hacia el pueblo.



Resulta curioso saber que vamos caminando por el pinar que "causó" el abandono de Larrosa y de otros pueblos del valle. Como he comentado antes, en los sesenta se expropió todo para reforestar el valle e impedir la colmatación de Yesa.




El camino termina alcanzando el pueblo de Larrosa (1.125 m), llevamos 30 minutos desde el coche. La soledad que transmite el lugar es imponente: ni un ruido. Aquí se conecta con la GR15, que seguiremos mientras callejeamos por el pueblo.




Larrosa tenía 18 viviendas, que solían constar de 4 plantas, sin agua corriente ni servicios higiénicos. Lo que sí tenían desde 1.926 era luz, gracias al molino de un vecino de Villanovilla (en tiempos de sequía del río Ijuez sin quedaban sin luz).




En 1.950 había viviendo aquí 57 personas (aunque antes llegó a haber más de 100), pero en el año 1.955 el gobierno comenzó el plan de reforestación y al año siguiente los vecinos de Larrosa decidieron vender amistosamente sus propiedades, quedando el pueblo deshabitado en los sesenta.




En el pueblo había una escuela donde se impartieron clases hasta 1.958, cuando cerró por falta de alumnos. Además, había servicio de correos, aunque el cartero debía de caminar todos los días 30 kilómetros hasta Jaca (ida y vuelta) y solo descansaba el día de Navidad, sin importar el tiempo que hiciera. E imaginaros cuando enfermaba alguien... porque no había carretera...




Al final del pueblo se encuentra la iglesia de San Bartolomé, de finales del siglo XI y de estilo románico, de similar estilo al de las del Serrablo, pero más simplificado. La parte más destacada es la cabecera, pues el resto del edificio sufrió remodelaciones posteriores (seguramente en el siglo XVI). El templo es de planta rectangular, con capillas laterales, un pequeño presbiterio al este y torre cuadrangular adosada al norte.



Sepultura de Juan Pedro Calvo y sus herederos. Año 1786.




La cabecera está realizada en sillarejo, y recorrida en su parte superior por un friso de baquetones, bajo el que se desarrolla una hilera de arquillos de tipo lombardo, con factura tosca mediante dovelas de desigual longitud. En la parte central del ábside hay una ventana en arco de medio punto con doble derrame.




Tras recorrer íntegramente el pueblo, lo abandonamos siguiendo el sendero de la GR15, que parte junto a la torre de la iglesia. Mantiene el empedrado original, lo cual deja imaginar todo el trabajo de mantenimiento que tendrían todos estos caminos entre pueblos.



Tras menos de 10 minutos y tras ganar cerca de 60 metros de desnivel, el sendero desemboca en una pista que seguiremos en descenso hacia la izquierda, abandonando el GR15, que marcha a la derecha hacia Acumuer.



Además de las vistas hacia el valle de la Garcipollera, mientras bajamos por la pista y si somos observadores también podremos observar Larrosa.



Cuando el reloj marca que llevamos 1 hora y 10 minutos de marcha (más de 30 minutos desde Larrosa), nuestra pista desemboca en la pista principal del valle, la que abandonamos hace rato para coger el sendero a Larrosa. Ahora la seguimos hacia Iguácel (está señalizado).



Y tras cruzar el río Ijuez de nuevo, la pista alcanza la ermita de Santa María de Iguácel (1.200 m), una de las joyas del románico en nuestra comunidad. Hasta aquí llevamos 1 hora y 25 minutos.


Fue construida en el siglo XI y acoge un importante conjunto escultórico románico: capiteles, modillones con decoración vegetal, geométrica y figurativa y una basa de columna fechados en el siglo XI. En el interior, la cabecera conserva restos de pinturas del segundo cuarto del siglo XV, de estilo gótico internacional.








Tras la visita a la ermita sólo queda regresar por la pista hasta Acín de Garcipollera, donde hemos aparcado el coche, cerrando la ruta en 2 horas y 15 minutos. Sin duda un paseo muy agradable perfecto para conocer la historia de este valle.


¡Hasta la próxima!.

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